Economista Olban Valladares visualiza mayor desempleo para pequeños empresarios

El economista Olban Valladares, advirtió hoy que la propagación del Coronavirus (COVID 19) en Honduras dejará graves consecuencias en la economía, principalmente para las pequeñas y medianas empresas que generan más del 80% de los empleos el país, muchos de los cuales se tendrán que incorporarse a los “batallones” de desocupados.

“Van a tronar los pequeños negocios y los vamos a ver integrando los grandes batallones de desocupados en las calles del país”, alertó.

Indicó que al más del 30% de desempleo abierto que existe en el país, ahora hay que agregarle los cierres de empresas de pequeños empresarios.

Valladares hizo un llamado a la dirigencia obrera para que no metan en un solo costal al empresariado del país y que tomen en cuenta que más del 80% son pequeños negocios de supervivencia, familiares, empresas artesanales que se constituyen en el pulmón del pueblo hondureño.

En su criterio, las dirigencias obreras continúan con su “rintintin” de hace 40 años metiendo en un solo costal a todos los empresarios, mucho de los cuales tienen negocios de supervivencia, por lo que los exhortó a modernizarse y aterrizar.

Hablan del sacrificio del empresario, cuál empresario, cuál sacrificio, si estas empresitas cierran es porque no tienen ventas, no hay utilidades, no hay respaldo de ingresos para pagar sus planillas.

Hasta los propietarios de estas empresas pequeñas se van a ir a la calle y van a estar pidiendo limosna en los lugares de venta de comidas rápidas, comentó.

Según el también analista político, uno de los grandes problemas de la dirigencia obrera es su falta de actualización permanente y mantienen sometidos a los gremios, que ellos dicen representar, con patrones ya desfasados totalmente.

Añadió que la dirigencia obrera en lugar de haberse limitado, durante toda su historia, a la reivindicación salarial y a los beneficios que podrían sacar, nunca se preocuparon por la capacitación y la formación de todos sus afiliados.

Declaró que no es el momento de “satanizar” al pequeño empresario, que se va a ver obligados a despedir a uno o dos ayudantes o dependientes que estén en una tiendita, en la sastrería, en la zapatería o en el salón de belleza.