Francisco Morazán y su historia

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Fue un 3 de octubre de 1792 que esta noble tierra vio nacer a uno de sus hijos que más le amó en vida, y nos referimos a José Francisco Morazán Quezada. Un gran pensador, autodidacta y con conocimientos militares, llamado como general por parte de sus amigos y seguidores, aunque no se formó en la milicia.

Francisco Morazán y su historia 

El lugar de su natalicio fue en Tegucigalpa, donde adquirió todos sus conocimientos con la ayuda de la lectura de libros. Al pasar los años, fue abriéndose camino en la vida política nacional, eso le llevó a ostentar por muchos años el cargo de presidente. 

Pero antes de llegar a tan importante puesto, su nombre se dio a conocer por triunfar en la Batalla de La Trinidad el 11 de noviembre de 1827. Sin embargo, uno de sus sueños era ver a las naciones de El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica unidas, como una sola república.

Finalmente logró hacerlo, en 1830, siendo el primer presidente de la República Federal de Centroamérica hasta 1834. Cada cuatro año se ejercían elecciones, para el segundo mandato el triunfador fue José Cecilio del Valle, quien no pudo tomar el puesto por fallecer. 

Dadas las circunstancias, se tuvieron que realizar nuevas votaciones, y está vez Morazán triunfó, haciendo así su segundo mandato al frente de la federación desde 1835 hasta 1839, en teoría, ya que en 1837 se disolvió este gran proyecto que tenía en mente el paladín.

Por el pensamiento que tenía el general Francisco Morazán, se hizo de muchos enemigos durante todo ese tiempo. Fue así como fue perdiendo el apoyo de todos aquellos que alguna vez le siguieron, provocando que fuera arrestado para posteriormente ser fusilado después de un juicio, que según muchos historiadores, careció de ser legal.

Francisco Morazán fue fusilado en San José, Costa Rica el 15 de septiembre de 1842, su cuerpo descansa en la hermana República de El Salvador. “No he merecido la muerte, porque no he cometido más falta que dar libertad a Costa Rica y procurar la paz a la República. De consiguiente, mi muerte es un asesinato…”, dice parte del testamento que dejó antes de ser llevado al paredón.

Por su visión, cada año en el mes de septiembre, Honduras recuerda su legado, y la forma en cómo demostró el amor por este país y las cuatro repúblicas hermanas. En este Bicentenario no será la excepción, y más que nunca, su tierra le recordará y honrará. 

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