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En medio de una creciente polarización política, el Congreso Nacional de Honduras se encuentra en el centro de un debate acalorado tras la renuncia del designado Salvador Nasralla. El jefe de bancada nacionalista, Tomás Zambrano, ha levantado la voz contra lo que él describe como una usurpación de decisiones fundamentales para la democracia del país.
Según Zambrano, la renuncia de Nasralla debería haber sido sometida a discusión en el pleno del Congreso y en la Sala de lo Constitucional. Sin embargo, acusa al presidente Luis Redondo de tomar decisiones de manera unilateral, comparando su accionar con el de «dictadores» que, según él, manejan el destino de Honduras.
La acción del presidente Redondo ha sido calificada como «un nuevo zarpazo a la democracia» por parte del legislador. Zambrano sostiene que las decisiones de supuestos «abogaduchos» no son vinculantes y no deberían usurpar la autoridad del Congreso ni de la Sala de lo Constitucional.
Enfatizando en la necesidad de un proceso democrático transparente, Zambrano insiste en que la renuncia de Nasralla debía ser discutida por la mayoría de los diputados antes de ser aceptada o rechazada. Sus críticas van más allá, advirtiendo que acciones como esta podrían llevar a Honduras por un camino similar al de Venezuela, donde la oposición ha sido inhabilitada de participar en elecciones.
Por otro lado, Zambrano también arremete contra Libre, acusándolos de querer elecciones a su medida y advirtiendo que el pueblo hondureño no puede permitirlo.
Esta situación refleja las tensiones políticas que persisten en Honduras, donde los partidos rivalizan no solo en las urnas, sino también en el terreno legislativo y judicial. Mientras tanto, la ciudadanía observa con preocupación el futuro de la democracia en su país, esperando que los líderes políticos encuentren una solución que garantice la transparencia y la legitimidad en el proceso electoral.
