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Tegucigalpa, Honduras.
Los productores nacionales podrían estar a las puertas de sufrir las mismas secuelas de los trastornos climáticos del año pasado, cuando las pérdidas ascendieron a un millón de quintales de granos básicos.
Sin embargo, los expertos aseguran que es muy temprano para establecer si la producción de arroz, maíz y frijoles, caerá drásticamente por efecto de la sequía.
La información en poder de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, establece que el fenómeno de “El Niño” golpeará con menos intensidad las zonas más productivas.
La Comisión Permanente de Contingencias (COPECO), ha recomendado a los productores no iniciar las siembras, particularmente en aquellas regiones donde se ha previsto que el déficit de agua tenga consecuencias severas.
Una comisión integrada por 30 instituciones públicas y privadas está encargada de realizar un diagnóstico y de elaborar un plan que permita hacerle frente a una eventual emergencia generada por la inclemencia de la naturaleza.
Las acciones estarían enfocadas a atender prioritariamente las necesidades de los productores de la parte sur de los departamentos de El Paraíso, Choluteca, Valle y Francisco Morazán, los más castigados por la sequía.
De su lado, las autoridades de la Secretaría de Agricultura y Ganadería anunciaron desde hace varias semanas la ejecución de un programa de distribución de semillas resistentes.
El año anterior, 1,200 manzanas fueron sembradas con semillas de este tipo en la zona sur, un programa coordinado por la Dirección de Ciencia y Tecnología (DICTA).
Las cosechas de agua también se han planteado como una respuesta ante las consecuencias del fenómeno de “El Niño”, lo mismo que la denominada “alianza para el corredor seco” que cuenta con el patrocinio de No menos de siete gobiernos cooperantes.
Este esfuerzo conjunto cuenta con un financiamiento aprobado de alrededor de 130 millones de dólares para la ejecución de diversos programas, incluidos los de riego.
La Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos (FENAGH), se ha pronunciado a favor de que las actuales circunstancias sean tomadas como una oportunidad para consensuar políticas de producción nacional, pasar de una agricultura de subsistencia a una de competitividad y buscar nuevos mercados para los productos hondureños.
Ante los pronósticos negativos, no hay más que adoptar las disposiciones que corresponden y enfrentar los efectos de la sequía sobre el aparato productivo.