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La Secretaría de Derechos Humanos se encuentra en medio de una toma que persiste ya por dos semanas consecutivas, protagonizada por empleados de la institución. Aunque las autoridades sostienen que los ocupantes no son empleados, los manifestantes han logrado demostrar su estatus laboral, argumentando que están agotados por los abusos, especialmente por parte de la ministra Natalie Roque.
A pesar de los escritos emitidos por las autoridades negando la condición de empleados a los manifestantes, estos últimos han presentado pruebas que respaldan su afirmación y revelan su descontento con la gestión de los altos mandos, señalando directamente a la ministra Roque.
En los últimos días, los manifestantes han optado por el silencio, alegando sentirse amenazados. Han denunciado la presencia de vehículos sospechosos rondando la zona, aumentando la tensión en el lugar. La falta de declaraciones recientes contrasta con la inicial disposición de los empleados para exponer públicamente sus quejas.
Algunos manifestantes han expresado su temor a perder sus empleos, pero han manifestado su resignación y disposición a arriesgarse. La razón detrás de su valentía radica en la percepción de múltiples abusos, considerados intolerables en una institución que, por su naturaleza, debería salvaguardar los derechos humanos. La falta de un acuerdo entre las partes involucradas prolonga la incertidumbre en la Secretaría de Derechos Humanos.
