Prevalencia de las secuelas de COVID-19 en el tiempo

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Las secuelas posagudas de la infección por SARS-CoV-2 (PASC, por sus siglas en inglés) pueden afectar varios sistemas de órganos. No obstante, los cambios a lo largo de la pandemia de COVID-19, incluyendo la evolución del virus, pueden haber influido en el riesgo y la carga de PASC.

El Dr. Yan Xie, del Centro de Epidemiología Clínica de St. Louis en EE. UU., junto con sus colaboradores, estimaron el riesgo y la carga de PASC durante las temporadas de las variantes pre-delta, delta y ómicron.

Utilizaron registros médicos del Departamento de Asuntos de Veteranos para construir una población de estudio de 441.583 individuos con infección por SARS-CoV-2 y 4.748.504 controles no infectados. Estimaron la incidencia acumulada de PASC un año después de la infección durante las fases pre-delta, delta y ómicron de la pandemia de COVID-19.

Entre las personas no vacunadas infectadas con el virus, la incidencia de eventos PASC durante el primer año posinfección fue del 10,42% (IC 95%, 10,22 a 10,64) en la época anterior a delta, 9,51% (IC 95%, 9,26 a 9,75) en la era delta y 7,76% (IC 95%, 7,57 a 7,98) en la fase ómicron. La diferencia de incidencia entre las épocas ómicron y pre-delta fue de -2,66%, y entre ómicron y delta fue de -1,75%.

En cuanto a los individuos inmunizados, la incidencia de eventos PASC al año fue del 5,34% (IC 95%, 5,10 a 5,58) durante la era delta y del 3,50% (IC 95%, 3,31 a 3,71) en la fase ómicron, con una diferencia de -1,83%. Aquellos que recibieron las vacunas presentaron una menor incidencia de PASC en comparación con los no inmunizados, con una diferencia durante la era delta de -4,18% y de -4,26% en la de ómicron.

Los análisis adicionales mostraron una disminución del 5,23% (IC 95%, 4,97 a 5,47) en la incidencia de eventos PASC al año durante la era ómicron en comparación con las épocas pre-delta y delta combinadas. De esta reducción, el 28,11% se atribuyó a efectos relacionados con la era (cambios en el virus y otros factores temporales), mientras que el 71,89% se debió a la vacunación.

En conclusión, la probabilidad de manifestar secuelas posagudas por SARS-CoV-2 durante el primer año posinfección disminuyó durante el transcurso de la pandemia. Sin embargo, el riesgo permaneció significativo incluso entre las personas vacunadas que contrajeron la infección en la era ómicron.

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