Otro auto histórico de rally busca nuevo dueño

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Cuando la Federación Internacional del Automóvil (FIA), admitió el Grupo B como la máxima clase en la que se podían encuadrar los autos del Campeonato del Mundo de Rally, comenzó la etapa más recordada de esta actividad en toda su historia. Los autos eran prototipos, solo era necesario que existieran 200 unidades fabricadas en un año para que se lo homologue para competir, y no era necesario que fueran concebidos a partir de un auto de calle.

Los únicos requisitos que debían cumplir eran que en el interior hubiera dos butacas una al lado de la otra y techo, un peso mínimo de acuerdo a la cilindrada que podía variar entre 590 Kg para autos de 1.000 cm3 y 960 Kg para un motor de 3.000 cm3.

Después se podría construir en cualquier material, el motor podía ser aspirado o turbo, y podía tener cualquier disposición, delantero, central o trasero. Además, se permitía la tracción doble o simple.

El primer campeón fue el un Opel Ascona de tracción trasera y poco desarrollo especial, pero en 1983 y 1984, el campeón fue el poderoso Audi Quattro, que había introducido la tracción integral y el motor turbo. Así, para 1985 aparecieron los Lancia Delta S4 y los Peugeot 205 Turbo 16, y sobre finales de ese mismo año, se presentaron otros tres superautos: el voluminoso Citroën BX4 TC, el pequeño Austin MG Metro 6R4 y el estilizado Ford RS200.

Como no había formas reglamentadas, cada constructor decidía qué camino tomar y así convivían autos imponentes como la última versión del Audi Quattro, llamada Sport Quattro S1, con el Metro mencionado, que tenía el motor trasero y tan poco espacio delante como para que solo quepan dos personas muy ajustadas.

Pero Ford fue en otra dirección. El RS200, que se llamaba así por Rally Sport 200, donde el número representaba el hecho de que sólo habría esa cantidad de autos exclusivos, se concibió con materiales compuestos y tecnología aplicada en Fórmula 1, ya que era una estructura superior compuesta de carbono, aramida, fibras de vidrio en matriz epoxi y secciones de doble piel para una alta resistencia al impacto. Tenía motor central con caja de velocidades de 5 marchas colocada adelante del motor para compensar los pesos.

Pero además tenía un diseño de perfil muy aerodinámico y baja altura entre piso y techo, en algún punto, continuando el camino que había planteado Lancia con el primer Grupo B, el 037 Rally que llegó tarde y debieron reemplazar tras dos años con el Delta S4.

Pero el Ford tardó demasiado también. Entre el comienzo del desarrollo, en 1984, y el debut en el Rally de Suecia, a comienzos de 1986, todo fue vertiginosamente rápido, el desarrollo de los autos, la construcción de las evoluciones y los accidentes trágicos.

A finales de 1986, la FIA decidió abolir el Grupo B y Ford no había alcanzado a fabricar los 200 autos que requería la reglamentación porque faltaban todavía 4 meses para cumplir el año de plazo. Solo se hicieron 144, y de ellos, los últimos 20 fueron terminados cuando la decisión de dejar a un lado estos superautos ya estaba tomada, por lo que Ford decidió montarles un motor de mayor cilindrada pero menos potente. Tenía 2.100 cm3 con 300 CV en lugar del 1.800 cm3 con 450 CV que competía hasta entonces.

Se lo llamó RS200 Evolution, y además del motor diferente, se lo dotó de algo más de confort, siendo que estaba claro que no serían autos para correr sino para usar en las calles. En total, se estima que entre los RS200 originales que nunca corrieron y los Evolution, hay unos 90 autos que se acondicionaron para circular por la vía pública.

Uno de esos 20 es el que ahora sale a subasta por parte de la casa Silverstone Autions. Se trata de un modelo que estaba en Escocia y que estaba tan bien resguardado, que su odómetro solo marca 12.500 kilómetros. Aunque lo más curioso es que estos kilómetros fueron hechos después de 2010, por parte de quién se lo compró a una familia que lo había tenido como parte de su colección personal y que en 22 años lo había rodado apenas 1.000 kilómetros.

El auto tiene parabrisas de repuesto en caja, cubre faros para las luces complementarias del frente, un escape original sin uso como recambio y hasta el manual de propietario con tapa de cuero de Ford Motorsport.

Si bien todavía no tiene dueño, ya que la subasta se realizará entre el 12 y el 13 de noviembre próximos, el monto en el que se calcula que podría venderse oscila entre los 250.000 y los 300.000 euros. Y es natural que así ocurra. El Grupo B existió por un lapso muy breve de tiempo, se construyeron pocos autos y cada uno tiene un valor que crece con el paso de los años por el significado que tuvo en la historia del automovilismo deportivo mundial.

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