Más de 70.000 personas evacuadas y medio millón de afectados por las lluvias en Brasil

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Desde las calles anegadas o desde el aire, las imágenes son desoladoras: casas a las que apenas se le ven los techos, gente que lo perdió todo, y el centro de la moderna capital de Rio Grande do Sul , de 1,4 millones de personas, completamente inundado.

El desafío es titánico y a contrarreloj: autoridades y vecinos intentan evitar una tragedia aún mayor a la que ya vive el estado de Rio Grande do Sul, donde unas 60 personas murieron y 70.000 fueron evacuadas debido a las inundaciones.

Desde las calles anegadas o desde el aire, las imágenes son desoladoras: casas a las que apenas se le ven los techos, gente que lo perdió todo, y el centro de la moderna Porto Alegre, la capital, de 1,4 millones de personas, completamente inundado

Según la alcaldía, el nivel del río Guaíba enclavado en la ciudad marcaba 5,09 metros, por encima del récord de 4,76 metros registrado durante unas históricas inundaciones en 1941.

Las aguas avanzan sobre la metrópoli y cientos de otras localidades, y las cifras crecen a la par. Además de los casi 70.000 desalojados, hay más de un millón de hogares sin agua y la destrucción es incalculable, según Defensa Civil.

Rosana Custodio, una enfermera de 37 años, es una de las miles de víctimas del desastre. La inundación la obligó a abandonar su casa en Porto Alegre y desde entonces vive una pesadilla.

Pudo irse a casa de su suegra. Pero “el jueves sobre la medianoche las aguas comenzaron a subir muy rápido. (…) En la desesperación salimos en busca de un lugar más seguro. No podíamos caminar. (…) Mi esposo puso a mis dos pequeñas en un kayak y remó con una (caña) tacuara. Yo y mi hijo nadamos hasta el final de la calle y comenzamos a caminar con el agua al cuello”, relató en un mensaje de Whatsapp.

Se refugiaron en la morada de su cuñado, en Esteio, localidad al norte de Porto Alegre, pero el viernes la historia volvió a repetirse. “Fuimos rescatados por una lancha de amigos”. Desde entonces, cuenta, se encuentra con su familia en un refugio. “Perdimos todo lo que teníamos”.

El gobernador Eduardo Leite, que este domingo recibirá al presidente Luiz Inácio Lula da Silva por segunda vez desde que se declaró la tragedia, calificó la situación de “dramática” y “absolutamente sin precedentes”.

Este domingo “será un día clave para los rescates”, dijo por su parte el ministro de Comunicación de la Presidencia, Paulo Pimenta.

Las escenas de gente en los tejados esperando socorro, de pequeños barcos surcando ríos sobre calles y avenidas, o de camionetas 4×4 ayudando en cruces imposibles se repiten una y otra vez.

El estado necesitará una especie de “Plan Marshall” para ser reconstruido, afirmó el gobernador Leite.

Pero eso será para después de que las aguas bajen, y cuando las lluvias paren.

Ahora, la preocupación es por el abastecimiento de víveres y la continuidad de la cadena productiva en este estado agropecuario, quinto PIB de Brasil y uno de los más pujantes del país.

El alcalde de Porto Alegre, Sebastiao Melo, urgió a la población a racionar el agua, después de que cuatro de las seis plantas de tratamiento de la ciudad tuvieran que ser cerradas.

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