Este miércoles inicia proceso electoral en Holanda

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Más de 12 millones de holandeses están convocados a las urnas este miércoles para elegir a los 150 miembros de la Cámara de Representantes, comicios que están marcados por el auge de la extrema derecha y discursos contra la Unión Europea.

Según la agencia AP, las encuestas dan a Mark Rutte, del partido de derechas VVD y que busca su tercer mandato como primer ministro, como favorito. El legislador Geert Wilders, candidato del antiislamista Partido por la Libertad, le seguiría de cerca como el segundo más votado.

Las sondeos predicen que Wilders,revolucionará el panorama político holandés si se alza con la victoria, aunque es improbable que logre formar gobierno.

Tras el Brexit y la entrada de Donald Trump en la Casa Blanca, un triunfo de Wilders supondría otra prueba del auge global de los movimientos ‘anti-establishment’.

El programa electoral de Wilders, que ha tachado de «escoria» a los marroquíes y ha sido condenado por incitar a la discriminación, se resume en una sola página, se divide en 11 puntos y se titula «Holanda tiene que volver a ser nuestra». El primer punto y el más polémico es desislamizar Holanda, para lo que proponer cerrar mezquitas y escuelas islámicas, prohibir el Corán –al que compara con el ‘Mein Kampf’ de Hitler-, encerrar de manera preventiva a musulmanes radicales y vetar la inmigración musulmana.

También se compromete a convocar un referéndum para sacar a Holanda de la Unión Europea, el conocido como Nexit.

«Son respuestas fáciles e incorrectas. Cuando los partidos de extrema derecha proponen cerrar fronteras, salir de la Unión Europea, proteccionismo económico y homogeneizar la sociedad quieren volver, con sólo chascar los dedos, a una idea de estado nación mitificada previa al proceso de globalización y eso no es posible», señala Pablo del Hierro, profesor de Historia Europea en la Universidad de Maastricht.

«El rebrote de la derecha y de sus extremos en Europa es un fenómeno interesante y desigual. Lo vemos en Bélgica y en Italia, pero no en Alemania y España. En Austria hubo una efervescencia ya apagada, y otros, como el galo Jean Marie Le Pen, se han hundido. Todos comparten un poso nacionalista al que no es ajena una parte de la ciudadanía holandesa. Lo que ocurre es que carecía de auténtica representación política» dice Paul Schnabel, director del Instituto para la Investigación Social, organismo independiente que asesora al Gobierno.

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