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La exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos, ha levantado la voz contra el nepotismo arraigado en la administración pública del país centroamericano. En una reciente entrevista con la radioemisora HRN, Castellanos destacó que el problema no se limita únicamente a la familia presidencial, sino que se extiende a los empleados intermedios.
Castellanos destacó que el reclutamiento de empleados públicos basado en afinidades políticas en lugar de méritos académicos representa una carga significativa para las arcas del Estado. Señaló que cada dirigente político cuenta con un séquito de aproximadamente 60 activistas que demandan empleo, ya sea para ellos mismos o para sus familiares.
Una preocupación adicional planteada por Castellanos es la falta de requisitos académicos adecuados en muchos de los nuevos funcionarios, lo que pone en riesgo la eficacia y la profesionalidad de la administración pública.
El nepotismo no solo perjudica la eficiencia del Estado, sino que también priva a individuos calificados de oportunidades laborales. La práctica ha sido especialmente evidente en la familia presidencial, que ha empleado a numerosos parientes, incluso a aquellos de segundo y tercer grado de parentesco.
Las críticas contra el nepotismo han generado una creciente oposición, manifestada en consignas como «fuera el familión» durante protestas contra el gobierno.
En resumen, el nepotismo no solo es un problema relacionado con la familia presidencial, sino que afecta a múltiples niveles de la administración pública en Honduras, generando una carga económica para el Estado y privando a personas capacitadas de oportunidades laborales legítimas.
