Crisis alimentaria en América Latina y el Caribe se agrava por el Fenómeno de El Niño
Recibe actualizaciones en tiempo real directamente en tu dispositivo, suscríbete ahora.
La confluencia del fenómeno climático de El Niño y una previa inseguridad alimentaria ha intensificado la crisis alimentaria en América Latina y el Caribe, alcanzando cifras alarmantes en 2024.
Según el reporte del Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición (SOFI) de julio de 2023, unos 43,2 millones de personas están subalimentadas, mientras que 83,4 millones enfrentan inseguridad alimentaria grave. La situación es aún más crítica en los países donde el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) tiene presencia activa. El Global Report on Food Crises (GRFC) de febrero de 2024 estima que 28,5 millones de personas padecen inseguridad alimentaria aguda, un número tres veces superior al observado durante la pandemia de la COVID-19.
Impacto en el Corredor Centroamericano
En el corredor centroamericano, que incluye El Salvador, Guatemala y Honduras, se reportan 743,000 personas en situación de inseguridad alimentaria grave, según evaluaciones del WFP y el Integrated Food Security Phase Classification (IPC) en febrero de 2024. La región ha sido severamente afectada por condiciones climáticas extremas atribuidas a El Niño, exponiendo a 1,3 millones de personas a sequías severas entre abril y noviembre de 2023 en países como Bolivia, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Perú y Venezuela.
El Impacto en Sudamérica
El fenómeno de El Niño ha provocado eventos climáticos extremos en Sudamérica entre 2023 y 2024, afectando significativamente la vida, el sustento y la seguridad alimentaria de millones de personas. En Colombia, Venezuela, Bolivia y Perú, se registraron sequías e incendios forestales, mientras que en las costas del Pacífico de Perú y Ecuador se intensificaron las tormentas y precipitaciones, causando inundaciones.
Más de 800,000 personas en estos países experimentaron sequía severa, con la cuenca del río Amazonas alcanzando sus niveles más bajos en 120 años. En Ecuador, las fuertes lluvias e inundaciones afectaron a decenas de miles, y Bolivia declaró estado de emergencia en 51 municipios debido a incendios forestales y desastres naturales que afectaron a casi 5,000 familias. En Colombia, las amenazas climáticas afectaron directamente a unas 45,000 personas, perturbando actividades agrícolas esenciales. En Perú, las fuertes lluvias en la costa y las condiciones más secas en las regiones andinas y amazónicas resultaron en un aumento significativo de casos de dengue y afectaron a más de 714,000 personas, exacerbando la inseguridad alimentaria y el deterioro de las condiciones de vida.
Mitigación de la Inseguridad Alimentaria
En respuesta al impacto devastador de El Niño, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (WFP) y Acción Contra el Hambre han implementado medidas para mitigar la inseguridad alimentaria y fomentar la resiliencia comunitaria. Ambas organizaciones han realizado evaluaciones para identificar las áreas más afectadas y comprender mejor las necesidades locales.
En Colombia, WFP y Acción Contra el Hambre han llevado a cabo evaluaciones de riesgo y trabajado con el gobierno en un plan nacional de respuesta, buscando evitar que otros 2,1 millones de personas caigan en la inseguridad alimentaria. En Bolivia y Perú, el WFP ha apoyado técnicamente y logísticamente a los esfuerzos del Gobierno, mejorando la capacidad de respuesta ante emergencias. Acción Contra el Hambre ha capacitado a comunidades locales en salud, higiene y nutrición, y ha trabajado en reducir riesgos ambientales y fortalecer capacidades locales en Colombia.
El desarrollo de planes de acción anticipatoria y sistemas de alerta temprana en Ecuador y Perú permite actuar antes de que se materialicen las peores consecuencias de las lluvias y las inundaciones previstas. La respuesta de emergencia ha incluido la distribución de asistencia alimentaria y transferencias monetarias a miles de afectados en Colombia, Perú y Ecuador, asegurando el acceso a necesidades básicas como agua potable, alimentos y artículos de higiene.
Estas intervenciones no solo buscan mitigar los efectos inmediatos de El Niño, sino también fortalecer la preparación a largo plazo de las comunidades frente a futuras emergencias climáticas.
