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La escasez de agua en la capital obliga a miles de personas a comprar el agua pagando altos precios por un barril o una cisterna de agua, ante lo que piden que las autoridades regulen este negocio.
Quienes venden el agua tienen un negocio redondo, son redes dedicadas a la venta de barriles o cisternas, dijo el Carlos Hernández, conocedor del tema como exjefe de División Metropolitana del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Sanaa), quien dijo que la población tiene razón al pedir que se regulen los precios porque las ganancias son exorbitantes, en relación a los precios que el Sanaa les vende a ellos.
De acuerdo con Hernández, el Sanaa le vende a los tanqueros de agua a dos lempiras con 70 centavos el barril de agua y ellos lo comercializan entre 50 y 100 lempiras, mientras las cisternas completas las compran en 150 lempiras y la venden de 1,500 a 2 mil lempiras.
Aunque el negocio es legal porque se creó con el objetivo de que estas cisternas abastecen las colonias que están fuera de la red de agua potable, se ha degenerado porque los precios son exagerados, señaló.
Mientras no se construyan represas el problema seguirá siendo el mismo, porque el problema de la capital es que las represas que hay hace años dejaron de ser una respuesta por el crecimiento poblacional, indicó