Presidenta Xiomara Castro ordena denunciar el tratado de extradición con EE.UU. tras declaraciones de embajadora Dogu
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La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, anunció este miércoles que ha instruido al canciller Enrique Reina a denunciar el tratado de extradición con Estados Unidos, en respuesta a las recientes declaraciones de la embajadora estadounidense en Honduras, Laura Dogu, que la mandataria calificó como «injerencistas».
A través de su cuenta en la red social X, Castro expresó su rechazo a lo que considera una intromisión en los asuntos internos de Honduras por parte de la embajada estadounidense.
«La injerencia y el intervencionismo de los Estados Unidos, así como su intención de dirigir la política de Honduras, es intolerable», declaró la presidenta, señalando que estas acciones violan principios del derecho internacional y la soberanía de los pueblos.
Enrique Reina, canciller de Honduras, confirmó que acatará la orden presidencial y señaló que el proceso de denuncia del tratado de extradición podría durar hasta 120 días.
«La presidenta es la encargada de la política de relaciones internacionales, y yo cumpliré a cabalidad su instrucción», afirmó.
El anuncio de Castro surge luego de que la embajadora Dogu expresara su «sorpresa y decepción» al ver al ministro de Defensa de Honduras y al jefe del Estado Mayor Conjunto en una reunión con el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, a quien Dogu señaló de estar vinculado al narcotráfico.
El canciller Reina destacó que Honduras ha advertido repetidamente a Washington sobre las declaraciones de la embajadora Dogu, que, según él, «se salen de las relaciones entre estados».
Reina enfatizó que las decisiones soberanas de Honduras deben ser respetadas y que la relación con Estados Unidos no debe estar basada en imposiciones ni intervencionismo.
Consultado sobre si esta medida podría poner en riesgo las relaciones bilaterales, Reina aseguró que las relaciones seguirán, pero que es crucial enviar un mensaje claro de respeto a la soberanía nacional. «No podemos permitir que nos traten como si tuviéramos un amo al que no podemos contradecir», concluyó el canciller.
