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El sector de Chamelecón en San Pedro Sula fue una vez una de las zonas de mayor peligro en el mundo. La historia de la violencia ha dejado profundas cicatrices en el tejido social de esta comunidad; sin embargo, las cosas están comenzando a cambiar: ahora el desafío es para quienes han crecido en esta área, ya que son ellos los que deben superar el estigma social y la discriminación.
El Museo para la Identidad Nacional-MIN es donde se realiza esta exposición fotográfica para conmemorar el final del proyecto Pixeles de Vida, el cual fue financiado por la Embajada de Estados Unidos. La exhibición consta de fotografías de siete jóvenes en riesgo de la zona de Chamelecón. Pixeles de Vida es un componente del proyecto «Reducir los homicidios a través del acceso a la justicia en San Pedro Sula, Honduras»(RHAJ), el cual es financiado por la Oficina Antinarcóticos y Aplicación de la Ley de la Embajada de los EE.UU (INL) e implementado por IDLO.
Una de las áreas de enfoque del proyecto RHAJ es el sector Chamelecón de San Pedro Sula, que alguna vez fue conocida como la capital mundial de homicidios. IDLO y la Oficina Antinarcóticos y Aplicación de la Ley (INL) implementaron un curso de fotografía para jóvenes en riesgo en Chamelecón, con el fin de proporcionar una experiencia de aprendizaje basada en habilidades y la oportunidad de mostrar su comunidad de manera positiva.
Estos jóvenes, provenientes de poblaciones marginadas, y con frecuencia con recursos limitados, tienden a abandonar la escuela y luchan por encontrar trabajo. Sin embargo, como dijo el Encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos Brian Nichols, «el objetivo de la Embajada de EE. UU. y el apoyo de IDLO al proyecto Pixeles de Vida es para mostrar a la sociedad hondureña, que Chamelecón es cada vez más seguro, que los jóvenes en esta área se están moviendo en una dirección positiva, y romper el estigma asociado con el nombre Chamelecón «.
Con la exposición ‘Pixeles de Vida’, estos talentosos jóvenes están enviando un poderoso mensaje: están imaginando un futuro libre de violencia para sí mismos, y están proyectando al mundo una imagen diferente de su comunidad, de su ciudad y, en última instancia, de su querido país, Honduras.