Calamidad reportan hospitales del norte y sur del país

Tegucigalpa, Honduras

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La atención deshumanizada prodigada en el sistema sanitario es una realidad que no ha cambiado, principalmente en las instituciones de asistencia de las regiones norte, sur y central.

Hace apenas un año, los medios de comunicación se hicieron eco de la calamidad del Hospital del Sur, con sede en Choluteca. En su tiempo, se dijo que allí no había suficientes camas, y las pocas disponibles eran utilizadas de manera compartida.

La radiografía incluía la falta de medicamentos, problemas en la atención a los pacientes y la asignación irregular de médicos y otro tipo de personal de la salud.

La realidad en el Hospital de Sur es la misma, en esencia. Tampoco es muy diferente la crudeza que se vive en loshospitales de Atlántida y de Yoro, afectadosprimordialmente por el insuficiente abastecimiento de fármacos.

La anarquía se apoderó de los hospitales y de los centros de salud, particularmente de aquéllos que operan en las ciudades más populosas del país.

Las irregularidades mayormente acentuadas son las que corresponden a los hospitales que tienen la demanda más alta: El Escuela-Materno Infantil y el Catarino Rivas.

Un diagnóstico de apenas un año atrás, significaba que el Hospital Escuela-Materno Infantil y el Catarino Rivas han presentado consecuencias serias que ponen en riesgo la vida de la población enferma: La escasez de medicinas e insumos, la programación demorada de citas, el otorgamiento viciado de plazas para médicos y enfermeras y el trato inmisericorde a los enfermos.

En lo que respecta al principal complejo asistencial capitalino, hasta hace unos pocos meses mostraba un déficit presupuestario superior a los 700 millones de lempiras. El Hospital Escuela requiere, en promedio, una suma mínima de 2,200 millones de lempiras anuales para responder a la demanda de los pacientes.

La institución refleja un estado de colapso, pese a que es el único que cuenta con una atención de emergencia en cerca de 150 kilómetros a la redonda en la capital.

Solamente en el rubro de los fármacos se necesitan aproximadamente 400 millones de lempiras para garantizar un adecuado abastecimiento; sin embargo, la disponibilidad ronda anualmente los 120 ó 150 millones de lempiras.

Uno de los problemas es que el principal establecimiento asistencial público atiende las referencias de todo el país, lo que provoca un congestionamiento difícil de manejar.

En el Hospital Escuela han sido una constante los casos de nepotismo, el traslado inconsulto de médicos, asignación arbitraria de galenos en jefaturas y la colocación de personal en cargos fantasmas.

En esa misma condición se han desempeñado consultores, encargados de la división de emergencia o responsables de clínicas periféricas, lo mismo que médicos que llegaron a funciones sin someterse a concurso, simplemente por sus relaciones de amistad.

Por sus implicaciones de carácter humano, hay que destacar el desbalance que existe en el país entre el número de médicos y enfermeras por cada 10,000 personas.

Honduras debería de contar con 25 profesionales en las referidas áreas por cada 10,000 habitantes. En el país la proporción es de nueve por cada 10,000 personas, lo que indica un déficit de 16 facultativos y enfermeras por cada 10,000 hondureños.

Un informe del Comisionado de los Derechos Humanos describe la situación de los hospitales públicos en general como “crítica y negativa” para los miles de pacientes que acuden a un sistema de salud, caracterizado por su estado de coma permanente que no permite la atención con calidez y calidad, tal y como lo demandan los hondureños”.

 

 

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