Rinden homenaje póstumo a víctimas de accidente de ballet costarricense

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El Corpus, Choluteca, Honduras.

El presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva, participó este viernes en un emotivo homenaje a los integrantes del ballet tico quienes fallecieron en un tráfico accidente de tránsito ocurrido el 29 de julio de 1965, en el sector de El Carrizal, El Corpus, Choluteca, donde murieron 34 personas.

Al acto asistieron la embajadora de Costa Rica María de los Ángeles Gutiérrez, el cónsul general de esa representación diplomática Mario Charpéntier, el ministro consejero Oscar Camacho, además la esposa del titular del Legislativo, Rina de Oliva, la gobernadora política de Choluteca Vilma Aguilar, autoridades locales, Fuerzas Armadas y la Policía Nacional,

Como parte del programa, el periodista e historiador Nahúm Valladares hizo un relato de los hechos que le tocó transmitir en aquellos momentos, luego de conocerse la tragedia sucedida en el sector también conocido como El Chinchayote y que otros bautizaron como “la vuelta de los ángeles”.

En su disertación, Oliva leyó cada uno de los nombres de las personas fallecidas en el trágico accidente y dijo que “porque ellos deben ser recordados por siempre, ya que venían a cumplir una noble labor social”.

Recordó que ese año, la Liga Hondureña Contra la Poliomielitis estaba empeñada en colaborar con la sala que atiende esa enfermedad del hospital San Felipe y debido a la falta de recursos para su funcionamiento, se gestionó traer al ballet infantil costarricense para una presentación de el país.

El entusiasmo, la alegría de las niñas y su directora y demás acompañantes era el simbolismo de la hermandad y la solidaridad en la delegación costarricense, pero la traicionera parca les esperaba en el camino, para clavar su guadaña en aquellos corazones nobles y amorosos que se disponían a entregar sus virtudes artísticas y su nobleza en la capital hondureña, señaló el titular del Congreso Nacional.

“En este lugar, El Carrizal, jurisdicción de El Corpus, una avería mecánica en el autobús que conducía a 52 personas y se precipitó a este abismo a mis espaldas, depositando la vida de 34 de sus ocupantes, entre ellos el ilustre médico salvadoreño Arturo Romero López, su esposa Coralia, tres de las madres, la mayoría de integrantes del ballet y cuatro alumnos del liceo de Costa Rica”, apuntó.

Prosiguió relatando que “era el 29 de julio de 1965, lo recuerdo como si fuera hoy, estaba en Choluteca y a pesar de mi adolescencia fui impactado por la noticia que le dio vuelta al mundo entero. Fui testigo de la manifiesta solidaridad de toda Honduras, pero muy especialmente del pueblo de Choluteca”.

Recalcó que en la historia y el corazón de los hondureños y los ticos de aquella generación quedó plasmada la narrativa de los hechos, que con sensibilidad y respeto transmitió al mundo, el dolor y unidad que desató en el pueblo el periodista Nahúm Valladares y Valladares que acompaña este acto.

El país vivió un momento histórico, de gran contenido humano, pues era un grupo de hermanos centroamericanos, movidos por la solidaridad con Honduras y contribuir a la erradicación de la polio, hoy, 49 años después, la embajada de Costa Rica en Honduras y el Congreso Nacional, acudieron conmemorar este acontecimiento, señaló Oliva.

Agregó que como países vecinos, hay que estrechar lazos de cooperación, porque esos niños y jóvenes representaban un esperanzador futuro que ambos países están empeñados en construir y que como tributo a su memoria poder decir que la tarea se hizo y la polio esta erradicada de la faz de Honduras y de Costa rica.

“Gracias Costa Rica, la sangre e inspiración en ese ramillete de balletistas y sus acompañantes está sembrado eternamente en el sentimiento nacional de los hondureños y que en el futuro cercano hacer de este lugar algo emblemático y reunir cada año las distintas manifestaciones del arte nacional de ambas naciones”, subrayó.

Reiteró su agradecimiento a la nobleza y alto espíritu solidario de la embajadora María de los Ángeles Gutiérrez, por su interés en realizar esta actividad, de profundo contenido humano y espiritual, “porque el alma y espíritu de los niños y niñas que entregaron sus vidas en este lugar han sido llevadas al cielo, donde moran junto a Jesucristo”.

De su lado, la embajadora de Costa Rica, María de los Ángeles Gutiérrez recordó que a su padre, el periodista Juan Ramón Gutiérrez, le tocó transmitir el arribo de los féretros al viejo aeropuerto La Sabana de San José y que nunca creyó que le tocaría en su momento participar en una ceremonia de recuerdo a sus compatriotas.

“Como embajadora, tuve el honor de conocer al doctor Oliva y que nos permitiera el honor de restaurar este monumento y quiero dar mis sinceras palabras de agradecimiento a este ser humano extraordinario que nos hizo el favor de escucharnos y ayudar a realizar este homenaje”, destacó.

Su corto mensaje lo concluyo con la lectura de algunos párrafos de una canción que su propio padre hiciera, llamada “La Tragedia de Choluteca” y que se escuchó en su país y en Honduras, evocando la tragedia del ballet tico así como la solidaridad de los hondureños expresada en ese momento.

En la ceremonia se inauguró una columna como monumento, que en su parte superior tiene un ángel y en su base placas alusivas al accidente y se colocaron sendos arreglos florales en honor a los fallecidos.

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