¿Qué consecuencias tiene la deshidratación?

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Las consecuencias de la deshidratación suelen ser más notables en verano, sobre todos en aquéllos en los que sufrimos temperaturas especialmente altas. Independientemente de la necesidad de tener un botiquín para la temporada estival o de tener en cuenta cómo afecta el calor a los medicamentos.

Es muy importante conocer la importancia de estar bien hidratados en condiciones de temperaturas extremas, ya que en caso contrario, las consecuencias de la deshidratación para nuestro organismo pueden llegar a ser graves.

Consecuencias de la deshidratación leve
La deshidratación leve puede producir síntomas como sed, dolor de cabeza, debilidad, mareos y fatiga y generalmente provoca cansancio y somnolencia. Por otra parte, los síntomas de una deshidratación moderada incluyen sequedad de boca, poco o ningún volumen de orina, pesadez, un pulso cardiaco rápido y falta de elasticidad de la piel.

La deshidratación grave es una emergencia médica potencialmente letal, y está caracterizada por sed extrema, falta de volumen de orina, aceleración de la respiración, alteración del estado mental y piel fría y húmeda.

Consecuencias de la deshidratación grave
Un aumento del nivel de deshidratación, con pérdidas de líquidos de más de un 1% del peso corporal, puede dar lugar a una reducción sucesiva del rendimiento físico y de la capacidad de controlar la temperatura corporal.

Con un déficit de líquidos de un 4 por ciento o más se pueden observar descensos de rendimiento graves y dificultades de concentración, dolores de cabeza, irritabilidad y somnolencia, y aumentos de la temperatura corporal y de la tasa respiratoria.

La consecuencia de una deshidratación que provoca una pérdida de un 10% o más del peso corporal puede ser la muerte. Para evitar estos síntomas es conveniente consumir agua frecuentemente, así como evitar bebidas como el café, que tienen un efecto diurético (lo que nos hace perder más agua).

Beber agua la mayor parte del día nos ayudará a estar correctamente hidratados, ya que cuando sudamos estamos disminuyendo los niveles de líquido. Por otro lado, también es recomendable mantener una dieta a base de frutas, verduras, zumos y comidas saludables que contengan porcentajes importantes de agua, evitando, de esta manera, consecuencias negativas a causa de la deshidratación.

En caso de enfermedades que se dan con frecuencia en verano, como por ejemplo una infección estomacal o intestinal intensa, probablemente se perderá el apetito y las ganas de consumir líquidos. En estos casos se hace si cabe más necesario dar pequeños sorbos de líquido frecuentemente o en caso de intolerancia, chupar cubitos de hielo.

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