Panacam deslumbra a amantes de las aves

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Lago de Yojoa, Hondura

Un pájaro que hace su nido detrás de las cataratas y que copula en el aire es frecuente verlo entre las muchas especies de aves que pueblan el Parque Nacional Cerro Azul Meámbar (PANACAM) el cual vigila desde lo alto al Lago de Yojoa.

El paraíso divide sus encantos entre los municipios de Santa Cruz de Yojoa, Meámbar, Taulabé y Siguatepeque.Expertos famosos como Jeff Gordon, presidente de la Asociación Americana de observadores de Aves, se han quedado sorprendidos por la facilidad con que se pueden ver las más extrañas especies voladoras en este remanso de paz que debe su nombre a lo azul intenso de sus cimas, y al municipio de Meámbar en el que se ubica su cumbre más alta.

“Creo que ustedes amarran estas aves y luego las sueltan cuando llegamos nosotros”, bromeó con el guía el visitante norteamericano al ver un hermoso Tucán en sus propias narices, desde uno de los miradores del parque.

Hasta en el estacionamiento del centro de visitantes Panacam Lodge donde inicia la aventura, pueden verse de vez en cuando guardabarrancos de cualquier variedad.

Las aves más frecuentes son los colibríes que, en su rápido revolotear, visitan los bebederos azucarados que cuelgan en los corredores del centro de información donde funciona además un hotel con su restaurante.

En el parque convergen aves migratorias que vienen de Canadá y las especies residentes que proceden a veces del lago como el gávilan caracolero, explica el administrador de Panacam Lodge, Erik Sáenz.

En las cabañas distribuidas en medio de la vegetación, el visitante puede dormirse arrullado por el rumor lejano de una cascada y despertarse con el canto de las aves, algunas de las cuales pueden verse por los ventanales.

El gusto mayor de los visitantes es perderse entre el bosque por los diferentes senderos en busca de las cimas coronadas de gasas blancas desde las cuales se ve el Lago de Yojoa en todo su esplendor.

Las rutas por entre la montaña tienen diferentes opciones para el visitante, entre cortas y de mayor trayecto, incluyendo el sendero natural Los Vencejos, a través del cual se llega a una cascada.

Para algunos visitantes caminar por los senderos es como retroceder al tiempo de la América virgen, porque no ven más que vegetación espesa alrededor mientras suben o bajan por las gradas artesanales entre cantos de pájaros ocultos.

En el trayecto, desde puentes de hamaca se observan corrientes del río Yure que bajan de lo alto, corriendo entre piedras cobrizas cubiertas de musgo verde que delatan la proximidad de las cataratas.

Viendo tanta belleza natural el turista se da cuenta por qué Panacam es uno de los 18 parques nacionales declarados como áreas protegidas del país.

Entre la vegetación siempre húmeda es posible ver venados, mapaches y guatusas que conviven con más de 200 especies de aves entre la rica flora.

En las zonas más recónditas del parque viven las cuatro principales especies de felinos: el puma, el tigrillo, el ocelote y el jauguarundi que han sido captados en fotografías tomadas con sensores de movimiento.

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