OMS brinda cuidados que debe tener el adulto mayor con coronavirus

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La edad mayor ha sido reportada como un factor de riesgo para una alta mortalidad en personas afectadas con COVID-19. Otros factores de riesgo incluyen fumar, padecer de diabetes, hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y las enfermedades pulmonares crónicas. Infecciones como la tuberculosis pueden imitar o coexistir con el COVID-19 y suelen pasar no reconocidas, causando un incremento en la mortalidad. Es de señalar que las personas mayores están usualmente afectadas por algunas de estas condiciones, por lo que su riesgo de fatalidad es aún más alto.

La mayoría de los usuarios de servicios de cuidado hospitalario son personas mayores con condiciones múltiples de base y un sistema inmune débil, por lo que son más susceptibles a un COVID-19 severo y peores desenlaces. La OMS, en el marco de la Guía de Manejo Clínico del COVID-19 2021, recomienda a las personas mayores a que se realicen pruebas de COVID-19 en el primer punto de acceso de cualquier sistema de salud para poder ser tratados de forma temprana y apropiada de acuerdo con lo establecido en los cuidados de COVID-19. Las pruebas deben realizarse en todos los escenarios como unidades de emergencia, de cuidado primario, escenarios de cuidado prehospitalario e instalaciones de cuidado a largo plazo.

Consideraciones

Es de señalar que las personas mayores pueden presentar síntomas atípicos del COVID-19 como el delirio, particularmente en los que sufren de desmejora cognitiva y demencia, por lo que los trabajadores de salud deben tomarlo en consideración durante el proceso de pruebas y exámenes. Un 20% de los adultos arriba de los 60 años tiene condiciones mentales preexistentes o neurológicas, lo que significa que toman medicamentos desde antes de la infección por COVID-19. Si el adulto mayor tiene una condición mental previa diagnosticada o condiciones neurológicas y ya está tomando medicamentos, el experto debe considerar cómo estos medicamentos, o el retiro de ellos puede afectar los síntomas de COVID-19. Frenar o ajustar la dosis de medicamentos en personas con COVID-19 son decisiones que requieren de análisis cuidadosos de riesgos y si es posible, consultas con especialistas.  

Asimismo, debe existir un reparo en las prescripciones médicas para la reducción de polifarmacia (abuso en las prescripciones o en la toma de medicamentos), la prevención de interacciones médicas y eventos adversos para las personas tratadas con COVID-19. Es de señalar que las personas mayores tienen un mayor riesgo de sufrir polifarmacia por los nuevos medicamentos prescritos, la reconciliación no adecuada de los medicamentos y una falta de coordinación de cuidado. Para la OMS, todo lo que incrementa el riesgo de consecuencias negativas en la salud, se debe analizar con extrema cautela dado la susceptibilidad incrementada a efectos secundarios de la droga e interacciones de la droga con otros medicamentos prescritos.

Tanto a los pacientes como a sus cuidadores se les debe proveer información sobre síntomas atípicos, el monitoreo de síntomas y cómo buscar atención y cuidado. Es necesaria la identificación de un plan de cuidado avanzado para pacientes con COVID-19 y respetar sus preferencias. Para el cuidado del adulto mayor es necesaria la colaboración multidisciplinaria entre médicos, enfermeras, farmacéuticos, fisioterapistas, terapistas ocupacionales, trabajadores sociales, proveedores de salud mental y psicosocial, trabajadores comunitarios y otros profesionales de salud para el proceso de la toma de decisiones en cuanto a la multimorbilidad y el declive funcional.

Cambios fisiológicos

Es de destacar que los cambios fisiológicos del adulto mayor llevan a un declive en las capacidades físicas y mentales como la desnutrición, el declive cognitivo, los síntomas depresivos y condiciones que interactúan en distintos niveles. Estas interacciones requieren un abordaje integrado de los exámenes, la evaluación y el manejo de adulto mayor. La pérdida de la escucha y la visión pueden ser prevalentes entre las personas mayores y puede representar una barrera comunicativa, especialmente cuando las mascarillas previenen la lectura de labios y una baja en la claridad vocal.

El declive cognitivo también necesitará ser considerado a la hora de comunicarse con pacientes mayores. Estos impedimentos deberán ser identificados de forma temprana para que los trabajadores de salud involucrados en su cuidado puedan ajustar su comunicación de forma correcta. Las personas mayores que experimentan el COVID-19, incluyendo aquellos admitidos a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y/o tratados con terapia de oxígeno prolongado y un mal descanso, suelen sentir un declive pronunciado funcional y requieren del cuidado de una coordinadora de rehabilitación después de la hospitalización aguda.

Finalmente, la OMS expuso que es necesario el cuidado centrado en las personas mayores incluyendo cuidado geriátrico, psicosocial y paliativo por un equipo multidisciplinario, con una evaluación cuidadosa de las condiciones de base, funciones, la severidad de la enfermedad, seguido por reevaluaciones. Se debe asegurar que las infecciones crónicas estén diagnosticadas y tratadas de forma apropiada en el adulto mayor.

(Presencia Universitaria)

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