Miles de niños y adolescentes aún se encuentran en albergues por ETA

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— En Honduras los eventos climáticos como sequías, inundaciones y huracanes han provocado desplazamientos forzados que pueden ser a corto plazo o tardar años, a medida que las comunidades reconstruyen sus casas, carreteras, puentes, redes eléctricas, agricultura, escuelas, hospitales y sistemas de agua y saneamiento. Los niños, niñas y adolescentes (NNA) son particularmente vulnerables, especialmente si sus padres y madres mueren o si resultan separados de sus familias a raíz de la emergencia, incrementando los riesgos de indigencia, tráfico infantil, explotación y orfandad. Los NNA están con mayor riesgo de quedar con acceso limitado o nulo a los servicios esenciales que necesitan para salir adelante, como educación, protección y atención médica. También, experimentan angustia emocional, incluyendo el miedo a ser separados de sus familias, crecientes tensiones y presiones dentro de los hogares, o bien por la pérdida de los mismos, falta de apoyo emocional a nivel familiar o incremento de violencia física y/o emocional, y aumento cargas de trabajo infantil. Los albergues temporales también conllevan mayores riesgos de separación, abuso o explotación sexual y trata (UNICEF, 2015).

Durante el Huracán ETA, según datos oficiales de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) al 10 de noviembre, un total de 1.8 millones de personas han sido afectadas, de las cuales se estiman que 540,000 son niños, niñas y adolescentes, de acuerdo a los datos de composición demográfica a nivel nacional. Según la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO), 37,600 hondureños en albergues enfrentan necesidades humanitarias urgentes y crecientes riesgos de salud, ya que los albergues carecen de EPP suficiente, así como de servicios de agua y saneamiento para prevenir el COVID-19 en los 248 albergues activados en el país.

A la fecha se han apoyado 27,800 niños y niñas a través de los comités municipales de emergencias, oficinas municipales de la niñez, Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (DINAF) y en conjunto con los socios del sector de protección de niñez con servicios de protección y estrategias de comunicación a las comunidades contra la violencia y violencia basada en género, la capacitación a personal de albergues sobre los estándares de protección de la niñez en emergencias y los criterios esenciales para instalar albergues que sean “protectores” para NNA y otras poblaciones vulnerables. También se activó el sistema de protección de la niñez a través de las oficinas municipales de la niñez y la DINAF para brindar respuestas inmediatas ante situaciones de violencia, abusos y violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes. Desde los inicios de la emergencia, se identificaron 106 niños y niñas separados de sus familias. 6 casos de niños abusados sexualmente han sido reportados en las últimas 24 horas, 4 bajo investigación y 2 confirmados. Las niñas y los niños están bajo cuidados de la DINAF. Se espera que más casos serán identificados con las visitas de monitoreo de oficiales de protección de DINAF, de las oficinas municipales de la niñez y de las organizaciones del grupo de protección de niñez. Se identificaron a 545 familias con 660 NNA en situación de calle en el bulevar que conduce al municipio de La Lima con necesidades urgentes de albergue y protección.

Desde un enfoque de protección, preocupa que la casi totalidad de albergues visitados por parte de socios del grupo de protección no contaban con las debidas medidas de protección contra abusos, como son separaciones entre los espacios para hombres, familias, mujeres y niños, supervisión continua por personal con conocimientos básicos en manejo de albergues, y información clara y amigables para la prevención de violencia incluyendo violencia basada en género tanto como rutas para denunciar a las autoridades competentes.

También en albergues organizados por miembros de la comunidad, puede haber temores por parte de las niñas, niños, mujeres y otras poblaciones víctimas de violencia en denunciar porque los coordinadores son los mismos miembros de la comunidad y posiblemente no sepan cómo responder o no les crean. Estos casos surgieron durante las visitas del personal de la DINAF; las personas se sintieron en confianza a contarle a las autoridades competentes, y no al personal de los albergues esto nos indica que tenemos que hacer más esfuerzos para:

1) capacitar y acompañar mejor al personal de albergues

2) visitas más frecuentes por personal de protección de niñez municipal y nacional (DINAF)

3) mejorar la infraestructura de los albergues para garantizar los estándares mínimos de protección

4) asegurar espacios seguros amigables para que los niños, las niñas y adolescentes pueden jugar, recibir apoyo psicosocial y contar con personal a quienes denunciar casos de abusos o violencia

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