Carlos Enrique Lozano es un joven hondureño originario de Olanchito, Yoro, que en busca del mal llamado sueño americano ha sido víctima de robo, estafa, hambre, entre otros riesgos, que enfrentan los migrantes en la ruta migratoria.
Lozano se encuentra en Ciudad Hidalgo, México, a la espera de que las autoridades migratorias le entreguen la tarjeta de visitante por razones humanitarias de adultos migrantes, sin embargo, lamenta la situación de sufrimiento y dolor que se vive en el camino.
Contó que antes de salir de su natal Olanchito lo convencieron que era un camino normal, sin riesgo, pero –admite- la realidad es otra y durante el camino se enfrenta al sufrimiento y al dolor.
“Muchos le dicen a uno que es un camino normal, como alguien que agarra una caminata y llega a su destino, pero no es así, en este camino hay bastante delincuencia, asaltantes, asesinos, de todo”, confiesa.
Detalló el migrante hondureño que “a uno le hacen las cosas color de rosa, le dicen que la va viviendo, pero no es así, es un camino de dolor, de sufrimiento, es primera vez que yo hago esto y no estoy convidado para decir que voy agarrar ese camino solo, no es como todo el mundo se lo aparenta a uno”.
Robo y estafa
Lozano contó que fue víctima de estafa al hacer cambio de moneda y en dos ocasiones de robo a mano armada, dejándolo a la deriva y en una situación de precariedad que lo obligó a pedir ayuda de personas solidarias que le brindaron alimentación y transporte.
“Después de que me asaltaron la primera vez volví a comunicarme con mi papá para que me enviara dinero, pude sacarlo y seguí avanzando en mi camino”, añadió.
Sin embargo –siguió contando- en un parque fui víctima de robo por segunda ocasión.
“El camino es el duro, llegar a su destino es duro, se tiene que pasar por vecindarios de mareros, pandilleros, lugares que lo quedan viendo a uno y le dicen que lo van matar porque no lo conocen”, dijo.
Asegura que en el camino hacia los Estados Unidos los migrantes andan a la mano de Dios.
Lozano les hace un llamado a los padres de familia para que no pongan en riesgo a sus hijos.
Considera que los menores son vulnerables a las situaciones que se enfrentan y pueden hasta perder su vida.
“Las madres que no salgan con sus niños a traerlos a sufrir”, expresó para seguidamente agregar que “esta es una vida de dolor, de sufrimiento, no se atrevan a salir, no se atrevan a salir así de su país, todo el mudo tiene obligaciones, necesidades y deberes que uno tiene que suplir, pero los niños y las mujeres no vengan a sufrir sólo porque las engañen y les digan que es una vida bonita”.