Leo Messi pierde un poco de magia en el Clásico

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EI fútbol son milímetros y a Messi le faltaron en este último Clásico. Las cifras dirán que ya lleva temporada y media sin marcarle al Madrid y que su último gol vino precedido de una falta de Suárez y sucedió en un partido en el que Barça ya era campeón y no se jugaba nada.

Fue el 6 de mayo de 2018, poco después de la catástrofe de Roma. Messi tenía la llave del partido de ayer. En parte, no decepcionó. Nadie como él ve el fútbol y nadie como él quiso explorar las debilidades del Madrid, que se quiso hacer fuerte con la posesión porque no tiene pegada y tampoco es un equipo hermético.

Pero esta vez Messi fue un poco menos Messi. Para 46 pases que dio (82,61% de acierto), once pérdidas parecieron demasiadas. Supo dónde jugar el partido y no quiso esconderse en zonas intrascendentes porque es un jugador que ha ganado sabiduría en el campo y no especula ni quiere quedar bien con los números ni la crítica. Va a por faena. 40 de esos 46 pases fueron en campo contrario.

Pero precisamente por eso sus momentos deben ser de calidad. El último pase, el tiro decisivo. El Barça está armado para protegerle y que él pegue el tiro de gracia. Y estuvo cerca de hacer ambas cosas, pero no las cerró. Messi, lo dicen sus números y sus recientes exhibiciones, no está en crisis. Y el Clásico no abrirá ningún debate alrededor de su jerarquía ni su capacidad de influencia.

Pero sí anda el Barça en un proceso revisionista. Porque el camino no puede ser que el Barça se ahogue en Messi por vivir de él. Es por eso que cada año se le intenta rodear de los mejores. Hay quien cala bien desde el principio como Suárez; quien no mezcla como Ibra y quien pasa de largo como Coutinho . Pero que el Barça ha perdido vigor salta la vista. El Messicentrismo es la mejor receta porque, como en el partido de ayer, 46 jugadas pasaron por las botas de Leo y él eligió si eran principio, final o tránsito del juego. Se trata de no hacer el previsible al sistema y al futbolista.

Aunque ya no le hacen falta, porque es el máximo goleador de la historial de los Clásicos y pinta que pasará un siglo para que alguien lo iguale (tiene 26 y los jugadores en activo que están más cerca de él son Suárez, con 11, y Benzema, con 9, que son más viejos que él), estos genios se alimentan de revanchas. Y sí, Messi tiene una en unos meses en el Bernabéu.

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