Las diosas del barro: Mujeres lencas, protagonistas de una cultura viva

Siguatepeque una ciudad de hermoso souvenir tierra del viajero; del alcitrón y del pino en donde la lenca se mezcló con el español.

Su nombre significa tierra de mujeres  y solo a 15 minutos de la carretera Panamericana se encontrará con el Porvenir, una aldea de la localidad en donde la tradición lenca de alfarería en la que las mujeres son las protagonistas sigue viva.

Las alfareras lencas popularmente son llamadas loceras y tardan días en crear cada una de estas obras de arte no es un trabajo sencillo el proceso de elaboración es largo y laborioso.

Fabricar un magnifico ejemplar lleva varias etapas de tratamiento de la arcilla, desde el momento de la extracción de la arcilla, esta se divide entre barro blanco y negro realmente arcillas de un tono de gris más claro u oscuro que en muchos casos son pintadas después con una gran variedad de colores.

PROCESO 

La arcilla se deja secar al sol y posteriormente se tritura un proceso que tradicionalmente las grandes artistas del barro lo llaman machuca. Mientras la arcilla se mantiene en remojo, se procede a la extracción de la arena, que también será secada al sol y molida hasta convertirla en polvo.

La arena se cuela para que quede  completamente limpia antes de añadirla a la arcilla. La locera descalza amasa la mezcla con el pie derecho para comprobar que la mezcla está en su punto la probará con la lengua buscando una textura rasposa. Una vez conseguido el punto óptimo, se le da a la masa una forma cilíndrica y se deja reposar unos días, tras los cuales, la arcilla ya está lista para elaborar platos y jarrones.

Usando las mismas técnicas de sus antepasados las mujeres lencas transforman el barro en una obra de arte la extracción y mezcla del barro marcan el inicio del ritual una tradición que ha pasado de generaciones en generaciones y que con sus colores, formas y diseños ancestrales de este pedacito de suelo catracho, llenan de originalidad y vida muchos hogares hondureños.