La nueva cárcel en la Isla del Cisne servirá para encarcelar a los actuales funcionarios, dice Pepe Lobo

El expresidente hondureño Porfirio “Pepe” Lobo Sosa expresó su perspectiva sobre la nueva cárcel que el Gobierno de Xiomara Castro está gestionando en la Isla del Cisne, en el Caribe hondureño.

Según Lobo Sosa, esta instalación penitenciaria está destinada a convertirse en un espacio donde los actuales funcionarios paguen sus deudas con la justicia.

Lobo Sosa fue consultado sobre las declaraciones de la exministra de Finanzas, Rixi Moncada, quien sostuvo que no se debería perseguir a nadie por motivos políticos.

El exmandatario señaló que no tiene información sobre Moncada vinculada a actos de corrupción, pero añadió que hay otros individuos que deben enfrentar las consecuencias de sus acciones, afirmando que la cárcel recientemente anunciada les será de utilidad.

Respecto al lanzamiento político de Moncada, Lobo Sosa opinó que es positivo que luche por sus ideales y subrayó la importancia de tener un gobierno que verdaderamente se preocupe por la gente. En sus palabras, el actual gobierno está alejado de ese compromiso.

Lobo Sosa compartió sus reflexiones sobre el socialismo, destacando que no encuentra ninguna variante de este sistema en la cual no se considere a la gente.

Afirmó que la actual administración está más enfocada en la oposición y en mantenerse en el poder que en atender las necesidades de la población.

El exmandatario sostuvo que el empleo y la satisfacción de necesidades básicas son fundamentales para prevenir la delincuencia. Reconoció que algunos individuos delinquen por necesidad, y enfatizó la importancia de mejorar las condiciones de vida de los hondureños.

Además, instó a los operadores a desempeñar su papel, señalando que la represión por sí sola no resolverá problemas estructurales.

Lobo Sosa criticó a las autoridades actuales por no estar conectadas con la realidad que viven miles de hondureños, subrayando la falta de empleo, la escasez de medicinas y la inseguridad.

Calificó a las autoridades como «ciegas» y «sordas», pero no «mudas», ya que, según él, hablan abundantemente tratando de hacer que la gente crea en su versión, a pesar de las condiciones reales que la población enfrenta.