Hipólito Mora, el candidato que acaricia la escopeta en México

0 146

Recibe actualizaciones en tiempo real directamente en tu dispositivo, suscríbete ahora.

Tegucigalpa, Honduras.

Hay un candidato en México, con alpargatas, sombrero vaquero y gafas de montura fina, que ha hecho campaña electoral protegido con chaleco antibalas y acompañado de un sacerdote presto a ofrecerle en cualquier momento la extremaunción. Porque la muerte, en su universo, siempre anda a la vuelta de la esquina.

Hipólito Mora, el limonero que anunció en 2013 que se levantaba en armas contra el terror del narco, opta este domingo a diputado federal por el partido Movimiento Ciudadano pese a que tiene dos causas judiciales abiertas por homicidio y secuestro. Es la última jugada sobre el tablero de un personaje ambiguo, un superviviente dentro de ese territorio de claroscuros tan propio de la política mexicana.

Mora ha recorrido Apatzingán, La Ruana, Aguililla, Yurécuaro. Nombres de los pueblos de Tierra Caliente en los que las autodefensas hicieron frente a los Caballeros Templarios. Este era un cartel con tintes sectarios que producía metanfetamina y extorsionaba a agricultores y comerciantes de Michoacán.

Hasta que una serie de tipos con carisma, entre ellos Hipólito, dijeron basta y los fueron expulsando de las localidades. El enfrentamiento fue tan cruento que necesitó de la intervención del Gobierno, que mandó un enviado especial para pacificar la zona.

Sofocado parte del conflicto, los miembros de las autodefensas fueron invitados a integrarse a las policías rurales. El Gobierno federal pretendía desarmar a una especie de soldados acostumbrados a la guerra que podían perder el control.

Mora aceptó pero por el camino se topó con la justicia. En una ocasión fue detenido por ser sospechoso de haber asesinado a dos personas cercanas a otro líder comunitario, El Americano, y de nuevo fue apresado por participar en un tiroteo. En ambas ocasiones quedó en libertad, pero el procurador de Justicia de Michoacán, Martín Godoy, reveló que tiene todavía dos causas pendientes por homicidio y secuestro. En caso de que sea nombrado diputado, según Animal Político, el fuero lo protegería de una nueva detención.

Este hombre a punto de cumplir los 60 ha perdido mucho por el camino. En ese intercambio de disparos en el que participó murió uno de sus hijos, Manuel. Durante esta campaña ha temido que también lo maten a él.

“Me quieren asesinar”, declaró al periódico La Voz de Michoacán. Dice que como representante de su partido, de izquierdas, no será un diputado “truene dedos” y que trabajará “para el pueblo” por la vía pacífica. Toda una declaración de intenciones en un señor acostumbrado a acariciar el lomo de una escopeta.

Mora ha demostrado tener olfato político y capacidad de negociación. Otro de los líderes de las autodefensas, José Manuel Mireles, alguien incluso con más carisma que él, no se plegó a las exigencias del Gobierno de abandonar las armas y acabó encarcelado.

Algunos partidos políticos, conscientes de su magnetismo, lo querían en sus filas pero nunca fue liberado y no pudo concurrir a las elecciones. Para entonces, Hipólito ya había dado un paso atrás que le permitía seguir vivo. Pocas veces alguien de los márgenes se ha movido tan bien dentro del sistema.

(Visited 17 times, 1 visits today)

Recibe actualizaciones en tiempo real directamente en tu dispositivo, suscríbete ahora.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.