Harris contra Trump, un pulso al machismo y racismo latentes en la política de EEUU

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El Partido Demócrata está considerando la posibilidad de que la vicepresidenta Kamala Harris sea la candidata frente al expresidente Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre. Esta decisión representa un desafío significativo para superar el racismo y el sexismo que persisten en algunos sectores de Estados Unidos, y que Trump ha sabido explotar en su favor.

Para formalizar su candidatura, Harris deberá consolidar su apoyo dentro del partido. Los exdirigentes y líderes del Congreso jugarán un papel crucial en esta etapa. No obstante, el caucus afroamericano del Congreso, que incluye a miembros clave como James Clyburn de Carolina del Sur, ya ha expresado su respaldo a Harris, advirtiendo que cualquier intento de marginarla sería visto como una traición a los pilares fundamentales del Partido Demócrata.

El presidente saliente, Joe Biden, quien anunció el fin de su campaña este domingo, ofreció su «apoyo total» a Harris, instando a los demócratas a unirse para derrotar a Trump. Sin embargo, figuras prominentes del partido como el expresidente Barack Obama, la expresidenta de la Cámara Baja Nancy Pelosi y el líder de la mayoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, aún no han manifestado su respaldo explícito a Harris o a otro candidato.

Harris enfrenta un desafío histórico: en toda la historia de Estados Unidos, solo un presidente afroamericano ha sido elegido—Barack Obama. Además, el país nunca ha elegido a una mujer como presidenta. En las elecciones de 2016, Hillary Clinton fue la primera mujer nominada por uno de los principales partidos políticos, pero perdió frente a Trump. Con Harris, la raza y el género serían temas centrales de la campaña, una dinámica que podría intensificarse dado que Trump ya ha empezado a atacar a Harris con comentarios despectivos, apodándola «Risas Kamala» y cuestionando su capacidad.

El contraste entre Trump y Harris es innegable. Harris, de ascendencia jamaicana e india, podría convertirse en la primera mujer negra nominada por uno de los grandes partidos y potencialmente, la primera mujer negra en ocupar la presidencia. Esta barrera histórica también ha sido un obstáculo en la política estadounidense en el pasado, como lo demuestran las campañas fallidas de Shirley Chisholm en 1972 y Stacey Abrams en 2018 para la gobernación de Georgia.

Si Harris es seleccionada como candidata, es probable que su compañero de fórmula sea un hombre blanco para atraer a votantes moderados. Entre los posibles candidatos se encuentran Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania, y los gobernadores de Carolina del Norte, Roy Cooper, y Kentucky, Andy Beshear.

A medida que se acerca el proceso electoral, el Partido Demócrata deberá enfrentar estas barreras históricas mientras considera la viabilidad de Harris como candidata en una carrera que se perfila como una de las más competitivas y significativas en la historia reciente de Estados Unidos.

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