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Tegucigalpa, Honduras
Todavía se escucha el eco de las especulaciones que trascendieron en algunos círculos del Partido Nacional, de que algunos miembros de esa institución estarían involucrados en una supuesta conspiración contra el presidente, Juan Orlando Hernández.
Como se recuerda, las conjeturas surgieron después que en la residencia del diputado, Oswaldo Ramos Soto, se llevara a efecto una reunión en la que participaron varios dirigentes azules y que fue calificada como una especie de “misa negra”.
Pese a que al asunto se le ha restado importancia entre la dirigencia cachureca, algunos analistas son del criterio que hay que darle la lectura correcta a las situaciones que mueven la vida política del país.
El ex precandidato liberal y ex fiscal general, Edmundo Orellana, afirma que “No es lo mismo decir que hay oposición dentro del Partido Nacional a ciertas decisiones del Presidente, que decir que algunos nacionalistas están conspirando contra el gobernante”.
El también ex secretario de Defensa y de Gobernación, se pronuncia a favor de estudiar las consecuencias de los sobresaltos producidos dentro del partido de Gobierno sobre la dinámica de la oposición política.
Ésta no es la primera vez que salen a luz determinados movimientos que se presume están orientados a crear mayor o menor desestabilización en el poder político.
En la gestión anterior, el ex mandatario, Porfirio Lobo Sosa, denunció a finales de 2012 una supuesta conspiración tendiente a generar un nuevo Golpe de Estado.
Pocas semanas atrás, Lobo Sosa había alertado a la nación en el mismo sentido e inclusive había llegado a advertir a los hipotéticos conspiradores que se cuidaran, porque los tenía “bien seriaditos”.
El asunto de las conspiraciones, ya sea que estén fundamentadas o que No vayan más allá de las puras especulaciones, No dejan de alterar el ambiente político nacional.