El ejército egipcio asegura haber hallado la cura del sida

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El Ejército egipcio asegura haber inventado sendos aparatos para diagnosticar y curar el virus que causa el sida, un anuncio recibido con escepticismo por la comunidad científica y con sorpresa por las autoridades, que temen un ridículo para el país.

«Hemos logrado vencer al sida», proclamó hace unos días el general Ibrahim Abdelati entre los sonoros aplausos de una cuadrilla de uniformados.

El supuesto invento, una antena de radio sujeta a una empuñadura y una máquina que reemplaza la sangre contaminada por otra purificada parecen ser las creaciones revolucionarias que han descubierto los científicos de las Fuerzas Armadas egipcias para acabar con virus como el de la hepatitis C o el mismo VIH.

El invento fue presentado entre disparatadas explicaciones de su creador y defendida por el portavoz de las fuerzas armadas ante el presidente interino y el todopoderoso ministro de Defensa Abdelfatah al Sisi.

El aparato en cuestión se llama Complete Cure Device (CCD) y su artífice lo vendió el pasado domingo como un triunfo de las fuerzas armadas egipcias. Según Abdelati, a través de ondas electromagnéticas, se extrae el virus y se le proporciona al paciente como milagrosa vacuna.

«Yo tomo el sida del paciente y se lo doy como un dedo de kofta (una especie de albóndiga). Es la cumbre del milagro científico», arguyó desde una instalación militar en un discurso retransmitido por la televisión pública.

«Gracias a Dios hemos derrotado al sida. Lo mismo ocurre con la hepatitis C», insistió el presunto médico. Desde entonces se ha prodigado por los medios de comunicación locales vendiendo las bondades de su panacea y desvelando oscuras tramas conspirativas.

En una de sus últimas intervenciones, el general confesó haber recibido una oferta de 2.000 millones de dólares para vender la patente en el extranjero.

Receloso de la propuesta, Abdelati pidió que se reconociera que era obra de «un científico árabe, musulmán y egipcio». Ante la negativa de los compradores, hizo las maletas y puso pies en polvorosa.»Regresé a Egipto.

Los servicios de inteligencia me protegieron», detalló tras apuntar que el mecanismo fue diseñado en secreto bajo el amparo de la inteligencia militar.

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