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El bello departamento de Santa Bárbara data de muchos años enriquecidos de historia desde 1825. Es una tierra prospera llena de bondades y es conocida como la ciudad del junco, ya que la mayoría de sus pobladores se dedican a la industria artesanal en la elaboración de hermosos artículos de esta materia; así también como a la agricultura, ganadería y caficultura.
A sus pobladores se les da el calificativo de «patepluma» que se refiere particularmente a los que son originarios del departamento de Santa Bárbara. No se sabe con certeza porqué se asocia a los pobladores de la tierra del junco, el café y las mujeres bellas.
Existen muchas versiones del porque el calificativo a ese nombre a sus pobladores. Una es que al convocárseles para que se sumaran al ejército en pugna, los ciudadanos de Santa Bárbara huían despavoridos, entonces él General Gregorio Ferrer dijo en tono despectivo que eran tan veloces que parecía les habían salido plumas en las “patas”.
Ante tal expresión Jesús Aguilar Paz en defensa del honor de sus coterráneos justificó que no era por cobardía la huida y que eso se debía al alto grado de madurez cívica de esas personas que preferían huir en vez de contribuir con el odio entre hermanos, personas que profesaban el amor por la paz como condición indispensable para la prosperidad de Honduras.
La versión del escritor triniteco Iván Fajardo se refiere a que el nombre de patepluma como una destreza de los santabarbarenses de ser buenos escritores al punto de que hasta con las patas eran capaces de escribir.
Finalmente, según el historiador Rubén Ángel Rosa y de su libro «Iris», manifiesta que patepluma se debe a que en tiempos remotos en una aldea llamada “Lodo Negro”, su pobladores tenían la costumbre de atar una pluma a su tobillo de forma que las demás personas al referirse a ellos les decían «los pateplumas».
¡Cual sea su origen los pobladores de Santa Bárbara, se sienten orgullosos e identificados al ser llamados «pateplumas»!