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A partir del 10 de diciembre de 2015, Cristina Fernández de Kirchner dejará de ocupar un cargo electo por primera vez desde 1989, es decir, hace 26 años.
La presidenta de Argentina, de 60 años, anunció en un mensaje difundo por la agencia estatal de noticias Télam que en las elecciones generales de 2015 no se postulará para ninguna función.
De esta manera, desmintió las especulaciones que un día antes había vertido un diputado kirchnerista, Carlos Kunkel, que había dicho que Fernández “seguirá haciendo política y será candidata” dentro de dos años.
Las palabras de Kunkel habían encendido rumores de todo tipo. La posibilidad de que la jefa de Estado buscara una segunda reelección había quedado casi descartada después de los comicios legislativos de octubre pasado. La Constitución argentina prohíbe dos reelecciones consecutivas y Fernández ya fue elegida en 2007 y 2011. Para cambiar la Carta Magna se necesita el apoyo de dos tercios de los miembros de la Cámara de Diputados y del Senado y después una victoria en unas posteriores elecciones de constituyentes. Pero el kirchnerismo y sus aliados cuentan ahora con 132 diputados, frente a los 172 necesarios, y con 38 senadores, diez menos de los requeridos. Para una reforma constitucional debería convencer a parte de la dividida oposición, tarea que no sería nada fácil.
Si no era candidata a presidenta, Fernández podía presentarse en 2015 a diputada o gobernadora de su provincia natal, Buenos Aires, o de la adoptiva, la sureña Santa Cruz. Las maquinaciones se despertaron a partir de lo dicho por Kunkel, que fue compañero de militancia juvenil peronista del expresidente argentino Néstor Kirchner (2003-2007) y de Fernández cuando estudiaban Derecho en La Plata, capital bonaerense. Pero casi de inmediato la jefa de Estado descartó toda candidatura, ya sea a presidenta o a cualquier otro cargo. «Lo que sucede es que Carlos (Kunkel) me quiere mucho», justificó Fernández las palabras de su amigo.
«No hay ninguna posibilidad de ‘Cristina 2015’ para ningún cargo electivo», dijo la presidenta, que ha retomado a finales de noviembre su cargo después de un mes y medio de excedencia tras una cirugía por un coágulo en el cráneo. A diferencia de su ritmo intenso de trabajo del pasado, con permanentes actos públicos, ahora raciona sus apariciones. Los médicos le han aconsejado una vida con menos estrés. Fernández había sido legisladora en el Parlamento santacruceño entre 1989 y 1995, después en el Congreso argentino entre ese año y 2007 y desde entonces ocupa la jefatura de Estado.
Descartada definitivamente una candidatura de Fernández, el peronismo kirchnerista deberá buscar otro candidato a presidente. El diputado Kunkel dijo que el postulante se definirá en las elecciones primarias de voto obligatorio en agosto de 2015.
De momento suena como eventual aspirante el jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich, que asumió ese cargo hace poco más de un mes con mucho ímpetu, pero ya ha debido soportar las huelgas policiales y los saqueos de principios de diciembre y los actuales cortes de luz en diversas ciudades. También está el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, que tiene mejor imagen en las encuestas que Capitanich, pero no convence a los kirchneristas más puros por sus posiciones más conservadoras.
En el peronismo opositor aparece como presidenciable el diputado Sergio Massa, que venció en los comicios bonaerenses de octubre pasado, pero que enfrenta el desafío de construir una fuerza política nacional. Fuera del peronismo, la Unión Cívica Radical (UCR), el Frente Amplio Progresista (FAP) y la Coalición Cívica (CC) buscan tejer una alianza que vaya desde el centro a la centroizquierda. En la UCR se pelean por la candidatura el senador Ernesto Sanz y el diputado Julio Cobos, que despierta la desconfianza de su partido porque fue vicepresidente en el primer Gobierno de Fernández.
El FAP está lanzando ya el diputado socialista Hermes Binner, mientras que la líder de la CC, Elisa Carrió, aún no se pronunció sobre su futuro. La derecha tiene a su candidato en campaña: el alcalde de Buenos Aires y líder de Propuesta Republicana (PRO), Mauricio Macri.