Consejos Básicos Para Los Cuidados De Personas Con Alzheimer En El Día A Día

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La enfermedad de Alzheimer, a medida que progresa, va complicando los cuidados diarios de las personas afectadas. 

Así, aunque al principio del diagnóstico pueda seguir haciendo de forma autónoma gran parte de sus actividades cotidianas, más adelante necesitará el apoyo de un cuidador de manera permanente.

Estos consejos para llevar a cabo las actividades del día a día pueden facilitar la atención y cuidados de la persona con Alzheimer, fomentar su autonomía y resolver algunos conflictos que pueden originarse ante determinadas situaciones cotidianas.

Vestirse y organizar ropa y complementos
Un primer paso es el de simplificar el contenido de armarios y cajones, limitando las opciones entre las que la persona afectada puede elegir. También podemos poner etiquetas en cajones y armarios, con imágenes de lo que hay en su interior.

Es aconsejable utilizar prendas de vestir fáciles de poner, con cierres de velcro o cinturas elásticas y zapatos cómodos, bien sujetos, que no resbalen. En el momento de vestirse, podemos disponer la ropa encima de la cama y en el orden en que deba ponerse cada pieza.

La hora de las comidas
Sentarse a la mesa puede ser una fuente de tensión para el cuidador y la persona afectada. Bien sea por una cuestión de pérdida de modales, por cambios en el apetito o por la dificultad a la hora de utilizar los cubiertos.

Justo antes de empezar, puede resultar de utilidad explicar a la persona con Alzheimer qué es lo que vamos a comer. De este modo, se le genera una expectativa y se le orienta en la situación.

Los platos deben servirse de uno en uno para evitar confusiones. La pérdida de modales puede responder a las dificultades para reconocer los objetos y su uso, o a problemas de conducta. Para simplificar las cosas, podemos servir la carne cortada y dejarle solo el tenedor. 

Si hay más comensales, es recomendable que todos estén en antecedentes de la situación de la persona con Alzheimer.

Además, hay que procurar que los horarios sean regulares y hacer que la persona participe en los preparativos en la medida que sea posible: colaborar a poner y quitar la mesa, fregar, etcétera. Todo ello facilitará el cuidado de la persona.

Cuidados de personas con Alzheimer: la higiene, el aseo y el uso del baño
La persona afectada puede presentar oposición o irritabilidad ante la supervisión o la ayuda a la hora de la higiene personal, el aseo o el uso del baño. Hay que tener en cuenta que se trata de una esfera muy privada, por lo que se puede comprender la posible oposición.

Si se muestra incómoda, hay que procurar poner medios para intentar respetar su intimidad. Podemos usar un bañador durante la ducha, indicarle que se lave las partes íntimas o tener un albornoz a mano para cubrirla enseguida. También es recomendable contar con elementos que faciliten las tareas y las hagan más seguras, como alfombrillas antideslizantes, asideros, sillas de baño, limitadores de temperatura…

Para minimizar la confusión, podemos irle explicando brevemente lo que vamos a hacer a continuación. Por ejemplo: “Ahora te voy a pasar la esponja por aquí abajo para que quedes bien aseada” o “Necesito que estés bien quieto: voy a afeitarte (o cortarte las uñas) y no quiero hacerte daño”.

Con el avance de la enfermedad, es aconsejable recordarle periódicamente (cada 2 o 3 horas) la necesidad de ir al baño, ya que ello puede postergar la aparición de la incontinencia. Cuando esta aparezca, se deberá extremar aún más la higiene y emplear las medidas adecuadas para garantizarla y preservar su dignidad.

El descanso nocturno
Tanto para la persona enferma como para el cuidador es fundamental que el sueño sea reparador y que las horas nocturnas sean seguras y confortables. Por ello es recomendable evitar que la persona afectada duerma excesivamente durante el día. 

Una pequeña siesta de 30 o 40 minutos le puede venir bien pero hay que evitar las cabezadas frecuentes durante el día o que la siesta sea muy larga, ya que puede trastocar el sueño nocturno.

Con la edad, las necesidades y la calidad del sueño varían. Generalmente, son suficientes unas 6 u 8 horas, por lo que no es conveniente que la persona con Alzheimer se acueste demasiado temprano ya que, en la madrugada, podría despertarse y levantarse.

Para favorecer la tranquilidad del cuidador puede ser útil poner barandas en la cama del enfermo para disuadirlo de levantarse o evitar que se caiga. Hay que asegurarse también de que las puertas y ventanas quedan bien cerradas y que la persona no las puede abrir fácilmente.

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