Alimentos que reducen el azúcar en la sangre

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«Cada vez está más de moda llevar una alimentación libre de azúcar. Pero como muchos sabrán y habrán comprobado, esta «droga» es muy difícil de dejar, y es más fácil pensarlo y decirlo que hacerlo. James Duigan, estrenador personal de celebrities y autor del ‘bestseller’ ‘Clean and Lean for life’, ha compartido recientemente las formas más sencillas de reducir el azúcar en la dieta.

No es sencillo, pues siempre nos han contado que esta sustancia es buena para la salud. Al respecto tenemos el artículo publicado el año pasado en ‘JAMA’, escrito por un grupo de profesores de San Francisco a partir del hallazgo de unos documentos internos de la industria alimentaria de los años sesenta, la Sugar Research Foundation (SRF, actual Sugar Association) pagó a tres nutricionistas de Harvard alrededor de 50.000 dólares de hoy para publicar una investigación que dejase en buen lugar al azúcar y señalase a las grasas saturadas como la principal causa de las enfermedades cardíacas.

Un grupo de investigadores se ha sumergido en documentos de los años sesenta y ha dado con una verdad incómoda: la defensa del azúcar estaba financiada por la industria.

Para Duigan ninguna de las formas para reducir el azúcar tiene que ver con la privación de otros alimentos. «A menudo, los antojos de azúcar se producen por la falta de protínas y grasas», asegura. Para combatir eso, aconseja obtener las proteínas y grasas necesarias con cada comida: «Carnes rojas y más oscuras como las de ternera o cordero, hígado o muslos de pollo que contienen más purinas (compuestos químicos específicos que se encuentran en algunos alimentos) que aumentan la sensación de saciedad y por lo tanto reducen los antojos del azúcar».

Tratar de incorporar carnes más oscuras a la dieta para no tener tanta hambre inmediatamente después de unas comidas. Además, James regala un segundo consejo: «La glutamina es muy importante». Aunque muchos prefieren un suplemento vitamínico, la mayoría prefiere una forma natural de obtener este aminoácido que reduce las ganas de comer dulce y mantiene saludable al intestino. Los alimentos que tienen este compuesto además de la carne de res, pavo y pollo, son la leche, el yogur, el perejil o el requesón.

El tipo de azúcar que se consume, y no solo la cantidad ingerida, puede determinar el riesgo de padecer enfermedades metabólicas y vasculares.

Pero aún hay más. Para reducir el azúcar en sangre, se aconseja consumir alimentos ricos en cromo, como los huevos, los frutos secos y los espárragos. Tomarlos antes de la comida o la cena impulsará la eliminación del azúcar del organismo.

El último consejo de James es que dejes de pensar en el azúcar como un amigo y acompañante: «Es una toxina poco saludable y hará que la grasa aumente las probabilidades de enfermar. Se descompone el colágeno de la piel y aparecen las primeras arrugas de forma prematura».
«El azúcar no solo te hará sentir con más hambre, también te hará sentir constantemente cansado y lento. No es tu amigo, quiere arruinar tu vida», concluye.

El tipo de azúcar que se consume, y no solo la cantidad ingerida, puede determinar el riesgo de padecer enfermedades metabólicas y vasculares, según un estudio realizado en animales de laboratorio y dirigido por la profesora Marta Alegret, de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación y del Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona.

El nuevo artículo, publicado en la revista ‘American Journal of Physiology-Heart and Circulatory Physiology’, revela que consumir fructosa tiene efectos más perjudiciales en el metabolismo y el sistema vascular en comparación con la glucosa.

La fructosa produce un efecto negativo, ya que dificulta la relajación correcta de la aorta. En cambio, la glucosa resulta incluso beneficiosa.

El nuevo trabajo también compara la respuesta diferencial en indicadores de patologías vasculares mediante el estudio de la respuesta de la arteria aorta tras exponerla a sustancias que provocan su relajación o contracción.

En función del tipo de azúcar ingerido, (glucosa o fructosa), los resultados muestran diferencias en el aumento del peso corporal, el nivel de triglicéridos y la fisiología vascular de los animales estudiados. Mientras que ambos aumentan la lipogénesis hepática (reacción bioquímica que sintetiza los ácidos grasos para forma triglicéridos y grasas de reserva), la fructosa es capaz de reducir la oxidación de ácidos grasos e incrementar la salida de triglicéridos del hígado al plasma, y eso es lo que probablemente origina la hipertrigliceridemia.

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A. LÓPEZ
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«En ratas que recibieron glucosa, la capacidad de la aorta de relajarse al exponerla a un agente donador de óxido nítrico (nitroprusiato sódico) es superior, mientras que en las que recibieron fructosa es menor, en comparación con el grupo de control.

Por tanto, desde el punto de vista vascular, la fructosa produce un efecto negativo, ya que dificulta la relajación correcta de la aorta. En cambio, el efecto de la glucosa resulta incluso beneficioso», detalla Alegret, miembro del CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) del Instituto de Salud Carlos III.

«El hecho de que la fructosa reduzca la oxidación de ácidos grasos, y de que también incremente la síntesis de lípidos en el hígado, puede conducir a aumentar el depósito de lípidos en este órgano, lo que se conoce como hígado graso. Esta acumulación de lípidos en el hígado, aunque no produce sintomatología en un primer momento, puede acabar originando inflamación en este órgano, y a la larga podría derivar en patologías más graves, por lo que es mejor evitarla», comenta la doctora.

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«Después de muchos años estudiando los efectos de la fructosa, no es sorprendente descubrir que tenga efectos que no presentan otros azúcares similares como la glucosa. Aunque parezca que el incremento de peso solo esté relacionado con el aumento de calorías consumidas, sabemos que influyen otros factores. En concreto, el incremento del peso del hígado que solo se presenta en ratas tratadas con fructosa (y no con glucosa) también podría relacionarse con la acumulación de lípidos en este órgano e influir en el peso corporal», concluye.

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