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En las elecciones presidenciales extraordinarias de Ecuador, la candidata correísta Luisa González y el empresario Daniel Noboa mantienen su ventaja en los primeros dos puestos, asegurando así su paso a la segunda vuelta electoral. Con más del 50 % de los votos escrutados, González, representante del movimiento político Revolución Ciudadana liderado por el expresidente Rafael Correa, obtiene un 33,28 % de los sufragios, mientras que Noboa, candidato de la alianza ADN, sigue con un 24,18 %.
En la tercera posición se encuentra el candidato asesinado Fernando Villavicencio, quien obtiene el 16,20 % de los votos. Los votos obtenidos por Villavicencio irán a parar a Christian Zurita, su colega de investigaciones periodísticas que tomó la decisión de asumir la candidatura tras el trágico asesinato perpetrado por presuntos sicarios colombianos el 9 de agosto.
El cuarto lugar está ocupado por Jan Topic, un exlegionario y empresario especializado en seguridad, con un 14,61 % de los votos. Le sigue en quinta posición Otto Sonnenholzner, exvicepresidente, con un 7,12 %, y en sexto lugar se encuentra el indígena ambientalista Yaku Pérez, con un 3,80 % de los votos.
En la séptima posición se encuentra el empresario Xavier Hervas con un 0,47 % de los votos, seguido en último lugar por el abogado independiente Bolívar Armijos con un 0,34 %.
El vencedor de la segunda vuelta asumirá la presidencia tras el mandato del actual mandatario conservador Guillermo Lasso, quien interrumpió su periodo 2021-2025 al invocar el mecanismo constitucional de «muerte cruzada». Esta acción llevó a la disolución de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, y a la convocatoria de estas elecciones extraordinarias.
Más de 13,4 millones de ecuatorianos estaban convocados a votar en estas elecciones, que además de elegir al nuevo presidente, incluían la elección de 137 miembros de la Asamblea y dos consultas ambientales para prohibir la explotación petrolera y minera en áreas naturales.
A pesar de la crisis de seguridad que vive el país debido a la creciente violencia atribuida al crimen organizado y al narcotráfico, el proceso electoral se desarrolló sin mayores incidentes. El asesinato de Villavicencio condujo al Gobierno a declarar un estado de excepción con el fin de garantizar la seguridad en los centros de votación, con la colaboración de la Policía y las Fuerzas Armadas.
En un contexto en el que la tasa de homicidios ha aumentado de 5,8 a 25,32 por cada 100.000 habitantes en los últimos cinco años, las elecciones se llevaron a cabo en medio de una preocupante crisis de seguridad en el país.
