Se estima que alrededor de 10% a 35% de los hombres sufren de disfunción eréctil, esporádica o frecuente y si bien en el primer caso, casi nunca se trata de una enfermedad sino de una situación transitoria (casi siempre debida a que las circunstancias del encuentro sexual no son las más adecuadas), en el segundo, el problema se presenta durante la mayoría de las relaciones sexuales, por lo menos durante tres meses consecutivos y requiere de tratamiento médico.
Aunque la disfunción eréctil puede presentarse en cualquier momento de la vida adulta es más común después de los 65 años.
La segunda es aquella que ocurre en la mayoría de los encuentros sexuales, al menos por tres meses consecutivos o sea que es persistente y con frecuencia obedece a una causa orgánica como deficiencia de hormonas sexuales masculinas (andrógenos), alteraciones de los vasos sanguíneos o de los nervios del pene, defectos anatómicos del pene y uso de ciertos medicamentos (antidepresivos, antihistamínicos, antihipertensivos), entre otros.
La disfunción eréctil no sólo genera situaciones incómodas para el hombre sino que suele provocar ansiedad , depresión, así como pérdida de la confianza y la autoestima, por lo que es recomendable acudir al médico para determinar las posibles causas y el tratamiento más apropiado.
Actualmente están disponibles ciertos medicamentos, denominados inhibidores de fosfodiesterasa (como el sildenafilo) que favorecen la erección y ayudan a mantenerla de modo que los pacientes pueden tener relaciones sexuales satisfactorias. Sin embargo no todos los hombres pueden tomar estos medicamentos, porque a veces pueden causar problemas cardiacos o circulatorios y, en consecuencia, sólo deben emplearse cuando son recetados por el médico.